lunes, 2 de diciembre de 2013

Sin fuerzas para luchar.

A veces no todo es oro lo que reluce, simplemente aprendemos a aparentar algo que no somos. 
En noches como esta me gustaría desaparecer, poder gritar todos mis pensamientos y así poder ordenarlos, me gustaría perderme bajo mis sabanas, entre la oscuridad de la noche y llorar para así poder desahogar este sentimiento de dolor.
Es extraño como saqué las fuerzas necesarias para mentirme durante casi ya tres meses, mentirme a mi y a todos los de mi alrededor... dije "curso nuevo y vida nueva" y así fue, el problema es que mis sentimientos no se cambian tan fácilmente, realmente creo que hay cosas que nunca cambiaran, porque no es fácil levantarse cada mañana y tener que ser alguien que no quieres ser. Nadie sabe lo que siento si no está en mi lugar, pero el simple hecho de no querer vestirme para salir a la calle, la sensación de no querer mirarme al espejo, ni maquillarme, ni sonreír... ese sentimiento de añoranza por aquella soledad no compartida, aquellos tiempos pasados en los que la vida, por extraño que parezca, me parecía mejor.
Necesito desconectar del mundo, necesito sacar lo que siento dentro, eliminar el miedo, superar el dolor y dejar que pase el tiempo; necesito dormir, solamente dormir y olvidarme del mundo, pensar en la gente que está ahí y en la que nunca estuvo, pensar en todo lo que me ha pasado y lo que me he tenido que callar, en todas esas ganas que he tenido de arrancarme la piel a tiras, en todas esas lágrimas que me han dado calor en las noches de frío y en la gran mentira que yo sola me he creado para caerle bien a la gente... supongo que para crear una buena impresión, para conocer gente nueva y esas cosas que se suelen hacer al llegar a un sitio nuevo.
Aún así me sigue incomodando estar con la gente y todavía se me sigue notando, no estoy a gusto con las personas durante más de un cierto tiempo; me pierdo con facilidad en mis pensamientos, en mi mundo.
Y es cierto que me gusta lo que hago y estoy rodeada de gente que me quiere, pero al mismo tiempo me siento angustiada y sola, y eso nadie lo puede remediar. Se me olvidó sonreír de verdad y ya hace más de dos años que esa sensación de vacío invade mi ser, esa sensación que me hace sentir el porqué y el cómo de mi vida, esta vida de cosas vacías, de sueños incumplidos y de metas inalcanzables.
Por mucho que sonría no significa que sea feliz, ni porque diga que esté bien no significa que esté mal, estoy aprendiendo poco a poco transmitir menos lo que siento de verdad, a callarme y limitarme a hacer solo un papel, a escuchar los problemas de los demás y a contarle los míos a la almohada...
Quisiera poder ordenar mis pensamientos.

Kris. M.