viernes, 26 de julio de 2013

La vida más que un regalo es un castigo.

Desgarrándome el alma mientras recuerdo lo que fui, lo que soy y lo que nunca seré por ese egoísmo que me rodea y me arrastra hacia un infierno sin elección. Del otro lado mi vida, la que yo deseo vivir, en soledad, sin el que dirán, tan sólo una cama y todo mi ser... Abrirme las heridas con los dientes para sentir que todavía siento algo. Intentar ser inexistente, vivir la realidad que no me quiero creer, esa realidad en la que las que dicen ser tus amigas no lo son, esas que cuando más las necesitas nunca están y las mismas que sólo te llaman cuando necesitan algo.
Y cada noche se encuentran todos esos sentimientos en mi cama, quedándose marcados en mi piel y al mismo tiempo castigándome por ser como soy. Pequeña mentirosa, esa soy yo... La que sonríe y llora a la vez. La que imagina planes que nunca se cumplirán, soy la que se automutila cada noche el alma y desea con toda su alma que su vida se acabe y al mismo tiempo saca fuerzas para salir de la cama, unas pastillas y vivir como si de otra vida se tratara, ya tendré tiempo de llorar.

 Kris. M.